Cadernos de Pesquisa - Volume 9 - número 22 - page 66

La filosofia de la educación como ejercicio... -
Andrea Díaz Genis
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.65-78
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. 2014.
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la espiritualidad tiene que ver con la transformación radical del
sujeto y agregaríamos, como veremos en relación a varios textos
que analizaremos de la antigüedad, la transformación de la vida del
sujeto en relación a la búsqueda de la “verdad” y el conocimiento.
Entonces, el sujeto por ser quien es no accede de por sí a la verdad o
a ser un buscador de la sabiduría. Pues ocurre que, en el mismo acto
de búsqueda, va transformando su vida en relación a ese “amor de lo
que no se posee” que es la sabiduría (tal como la define Platón en el
Banquete
). El “olvido del cuidado de sí” o del momento “espiritual”
de la filosofía, se relaciona según el Foucault de la
Hermenéutica,
con el llamado “momento cartesiano” que no puedo discutir aquí,
mas, supuestamente, a partir de este momento el sujeto no es más
que sujeto de conocimiento y nos encontramos con que la posibilidad
de acceso al conocimiento es – mediando la preparación – potencia
universal. Basta tener competencias intelectuales, condiciones de
estudio, disposición al estudio, hábito, condiciones materiales,
etc. Esto nos parece una gran simplificación sobre el asunto, pero
sobre el particular hemos de tratar el asunto en otro trabajo y no
ahora. Se abren a partir de allí, entonces, dos concepciones de la
formación humana, que de hecho estaban presentes en la antigüedad
(el momento socrático-platónico, helenístico-romano “versus” la
sofística). En una, a la que le llamaremos “formación del género
humano”, se trata de formar al humano en cuanto a tal, formarlo
para la vida, de cara a las posibles vicisitudes de la existencia, en
definitiva formarlo para un ethos (que Foucault entiende como una
determinada relación consigo mismo a través de un estilo de vida
que la persona adopta) que le permite por ello, tener o pretender una
“vida buena”. A esta finalidad se le puede llamar “tranquilidad del
alma” (estoicos), o la “simple alegría de vivir” (epicúreos), o la vida
teorética o contemplativa (Aristóteles) o la concreción de la idea del
Bien (Platón), o la vida examinada (Sócrates).
En la otra versión acerca de la formación, llamada por
Foucault como “cartesiana”, se trata de acceder al conocimiento,
o a la herencia cultural de acceso universal del humano en cuanto
humano, en tanto que esto es permitido por una preparación de tipo
racional y a través de un método universal (agregaríamos nosotros)
accesible a todas las inteligencias medianamente preparadas. Acceso
aristocrático el primero (para unos pocos) acceso aparentemente
“democrático”, el segundo.
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